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Un viejo Volvo V70… por 20 millones de dólares

Publicado: 07-06-2024

Comparando por la red los precios medios de venta de los Toyota Land Cruiser de ocasión, nos hemos topado con la sorprendente noticia de que un modelo de 1994 ha sido adquirido recientemente por un comprador que pagó por esa unidad la friolera de 136 000 dólares norteamericanos.

Dado que eso es más de lo que cuesta un Mercedes clase G recién salido de fábrica, por curiosidad hemos leído toda la noticia y al final de la misma nos hemos encontrado con un enlace aún más sorprendente, que hace referencia a un veterano Volvo V70 de 1990 cuyo propietario lo ha puesto en subasta con el estratosférico precio de salida de 20 millones de dólares.

¿Por qué se ha adquirido el Toyota a ese precio tan inusual y por qué el propietario del Volvo V70 segunda mano pide esa suma absolutamente disparatada? Sigue leyendo y sabrás el porqué de estas dos curiosidades del mundo del automóvil.

¿Qué tiene de especial el Volvo V70 de segunda mano por el que se piden 20 millones de dólares?

Pues el coche en sí mismo no tiene nada de especial, sino todo lo contrario. No diremos que el vehículo se encuentra en un estado penoso, pero en las fotografías se ve que la pintura azul apenas brilla y se aprecian algunos detalles que revelan un trato descuidado, como una defensa trasera salpicada por un rosario de roces y pequeños golpes.

Y no solo eso, sino que su propietario ni siquiera se ha molestado en acicalarlo: el estado de limpieza del vehículo es deficiente, observándose en la parte inferior una capa que parece deberse a salpicaduras de agua salada o a incrustaciones de suciedad.

No se queda ahí la cosa: la defensa delantera está tocada, un lavafaros está averiado y sin escobilla, se le ha caído una rejilla inferior delantera, luce dos horrendos soportes de baca y la matrícula delantera está doblada a causa de los golpes recibidos.

Y precisamente es esa placa de matrícula la que hace que el propietario se atreva a pedir 20 millones de dólares por un coche cuyo destino cercano más probable podría ser el desguace:

New York, New York

La matrícula es del estado de New York. Y se trata de una matrícula de pago personalizada en la que su primer propietario inscribió, precisamente, las siguientes letras mayúsculas: NEW YORK.

Conque es una matrícula única en el mundo, puesto que la inscripción New York es doble. Y además, se trata de una placa cuyas réplicas se venden en cientos de establecimientos de ‘souvenirs’ de la capital neoyorquina y en los bazares automovilísticos de todo el mundo.

Según los datos oficiales del registro de matriculaciones neoyorquino, el padre del actual propietario de la placa la solicitó a principios de los años 70, cuando el estado de Nueva York empezó a ofrecer esas placas de matrícula personalizadas. Como nadie había solicitado aún el nombre New York, le fue adjudicada.

Los propietarios de las placas de matrícula estadounidenses pueden transferirlas de un coche a otro cuando cambian de vehículo y sus herederos también pueden acceder a dichas placas, pero en principio, los números, siglas y palabras personalizadas que aparecen en ellas no pueden ser transferidas a otras personas.

Pese a todo, ¿alguien terminará pagando una suma millonaria por esas placas? No lo sabemos, pero casi todo es posible en la ciudad de Nueva York. Y de ser así, esa vieja tartana podría convertirse en uno de los coches usados más caros del mundo.

¿Y por qué se han pagado 136 000 dólares por un Toyota Land Cruiser de ocasión matriculado hace 26 años?

Pese a que a primera vista pueda parecer un sinsentido, el hecho es que no lo es: el Toyota Land Cruiser de ocasión del que hablamos tiene una historia muy particular porque solo ha rodado 1000 kilómetros. Puede decirse que a todos los efectos es un vehículo de estreno aunque ya tenga 26 años.

EL todoterreno está equipado a tope y fue adquirido en su día por un millonario caprichoso que lo incorporó a su amplísima colección de vehículos nuevos y seminuevos. Allí permaneció durante 26 años. Mimado por un empleado que conservaba toda la colección, el coche prácticamente no rodó nada.

En 2020 fue adquirido por la persona que acaba de revenderlo, quien solo circuló con el todoterreno los kilómetros imprescindibles para probarlo. Por lo tanto, la gracia del vehículo es que, aunque tiene 26 años, su estado real se corresponde con el de un modelo recién salido de fábrica.

No se conoce la identidad del comprador, pero se supone que no ha adquirido el vehículo con la intención de hacer kilómetros y que previsiblemente formará parte de otra colección de coches.

No descartemos que, en unos años, este Toyota Land Cruiser de ocasión aparezca en alguna subasta. Las grandes preguntas son cuál será su precio de salida y cuánto estará dispuesto a pagar el coleccionista que se lleve el gato al agua en la subasta.