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Averías que causan los nuevos límites de velocidad en ciudad

Publicado: 07-06-2024

Las autoridades de tráfico han decidido modificar a la baja los límites de velocidad en ciudades y zonas urbanas, lo que resulta en una mayor probabilidad de que nuestros automóviles sufran incidencias mecánicas, se trate de vehículos nuevos o de coches de ocasión.

Los datos de siniestralidad referidos a los accidentes en que resultan implicados peatones eran preocupantes, y se espera que estos nuevos límites de velocidad en ciudad provoquen una disminución considerable de los atropellos.

Nueva velocidad en ciudad: ¿cómo se ha regulado?

Hasta ahora, la limitación genérica en zonas urbanas era de 50 km/h. Desde la implantación de la nueva normativa, estos límites quedan establecidos así:

  • 20 km/h en viales que tan solo dispongan de una plataforma única de calzada y acera.
  • 30 km/h en las vías con un solo carril para cada sentido de la circulación.
  • 50 km/h en las que disponen de, al menos, dos carriles por cada sentido de la circulación.

No discutiremos la idoneidad de la nueva normativa, pero cualquier conductor avezado sabe que resulta muy complicado circular permanentemente por debajo de los 30 km/h, y más aún si no se pueden superar los 20 km/h.

Y lo peor del caso es que se puede dar la situación surrealista de que un ciudadano sea sancionado económicamente por superar los 26 km/h ante un radar, una velocidad a la que podría ser adelantado por el usuario de un monopatín.

Averías provocadas por la baja velocidad de circulación en ciudad

En principio, el nuevo límite de velocidad en ciudad no debería suponer mayores problemas que ligeros retrasos en nuestros trayectos urbanos habituales o multas inesperadas, debidas a un descuido en el control de la velocidad.

Sin embargo, los profesionales del motor alertan de que respetar los nuevos límites de velocidad puede provocar daños mecánicos en los vehículos.

Analicemos cuáles son las anomalías que pueden presentarse en nuestro vehículo si lo sometemos a un uso intensivo circulando a velocidades inferiores a los 30 km/h:

Desgaste prematuro del embrague

Conducir a velocidades tan reducidas implica un incremento del uso del pedal de embrague y un aumento del desgaste producido en los discos por los continuos procesos de embragado y desembragado.

Así que es previsible que aquellos conductores que se vean obligados a conducir habitualmente por zonas limitadas a 30 km/h observen que tienen que sustituir el embrague en plazos más cortos de los habituales.

Los profesionales del volante, como taxistas y repartidores urbanos, serán quienes nos confirmen, en muy pocos meses, si esta previsión resulta ser acertada.

Exceso de carbonillas en el interior del motor

Un problema habitual de los conductores urbanos es la excesiva acumulación de carbonillas en el interior del motor. La incidencia se incrementa según disminuye la velocidad media de conducción.

Conque, evidentemente, con los nuevos límites de velocidad en ciudad, será inevitable que se produzca un exceso de carbonillas y partículas semisólidas en el interior de nuestros motores.

Esto se traduce en un menor rendimiento del vehículo y un mayor consumo por kilómetro recorrido. Adicionalmente, pueden producirse problemas en los inyectores de combustible, una incidencia cuyo coste de reparación no es despreciable.

No obstante, en un motor demasiado ‘carbonizado’ existe otro riesgo grave que no deberíamos pasar por alto:

Obturación del filtro de aceite

Nos referimos al taponamiento del filtro de aceite provocado por el exceso de partículas carbonizadas.

Si esto ocurre, el flujo de aceite en el motor puede verse disminuido o incluso interrumpido. En este caso, la consecuencia será alguna de las siguientes averías, todas ellas de envergadura:

  • Calentamiento excesivo que dañe la junta de la culata
  • Motor definitivamente quemado
  • Daños internos en las piezas de fricción por falta de lubricación

Es decir, con el nuevo límite de velocidad en ciudad, es necesario respetar escrupulosamente los períodos de cambio del filtro de aceite, que normalmente se establecen en una sustitución del filtro cada dos cambios de aceite.

Y si somos especialmente previsores, no estaría de más acostumbrarse a sustituir el filtro cada vez que renovamos el aceite de nuestro motor.

Una forma adicional de intentar prevenir los problemas causados por las carbonillas es utilizar periódicamente los aditivos para el carburante que se comercializan con ese fin específico.

Consumo excesivo de carburante

Siempre hemos oído que a velocidades bajas se modera el consumo de combustible. Esto es cierto aproximadamente hasta los 80 km/h. De ahí hacia abajo, el consumo aumenta progresivamente y por debajo de 30 km/h se dispara.

Y un efecto colateral será también un aumento de la contaminación urbana, ya que la circulación a velocidades bajas y en marchas cortas hace que los vehículos circulen más revolucionados, por lo que las emisiones contaminantes son mayores.

En resumen, para evitar problemas mecánicos cuando habitualmente circulamos por zonas limitadas a 30 km/h, habremos de ser más cuidadosos con las operaciones de mantenimiento mecánico, y muy especialmente si conducimos vehículos de cierta antigüedad o coches de ocasión muy rodados.